Soy guapa, sí y tengo un cuerpo muy atractivo eso es lo que me dice el espejo y mi espejo no miente.
Pero eso no sería apenas nada si no fuera acompañado de mis ganas inacabables de disfrutar de la vida y de apurarla hasta el último trago.
La vida, creo, está para gozarla y eso hay que hacerlo en todos sus momentos.
Sobre todo en aquellos en los que el otro es un misterio por resolver y nosotras un enigma por desvelar.
Es ahí, en instantes como esos, cuando me siento una auténtica diosa, Pamela llamame.
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